“Quisiera consignar un milagro trivial, del que uno no se da cuenta hasta después que ha pasado: el descubrimiento de la lectura. El día en que los veintiséis signos del alfabeto dejan de ser trazos incomprensibles en fila sobre un fondo blanco, arbitrariamente agrupados y se convierten en una puerta de entrada que da a otros siglos, a otros países, a multitud de seres más numerosos de los que veremos en toda nuestra vida, a veces a una idea que cambiará las nuestras, a una noción que nos hará un poco mejores o, al menos un poco menos ignorantes que ayer.”
MARGUERITE DE YOURCENAR. ¿Qué? La eternidad
Leer para aprender, leer para disfrutar pero también leer para compartir y combatir la soledad. Y aunque muchos siguen creyendo que la lectura es una actividad solitaria son abundantes las razones que han motivado el auge de los clubes de lectura en España, y también en el exterior ¿quién no conoce a alguien que acude con asiduidad a uno?
Hagamos un poco de historia. Para comprender el éxito de las tertulias literarias en su versión moderna hay que remontarnos unos siglos atrás. En su origen, el acto de leer no fue ni solitario ni silencioso, se trataba más bien de un acto social: las primeras historias alrededor del fuego, las fiestas de los antiguos romanos, los monasterios de la Edad Media o las tabernas del Siglo de Oro, en todas ellas la lectura se practicaba en compañía y en voz alta. Será en el siglo XIX cuando se comienza a leer de forma individual e introspectiva.
Dos siglos después leemos solos y nos sentimos solos, según el último informe elaborado por el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, 1 de cada 10 españoles se siente así. Con esta perspectiva, el hecho de reunirse en torno a un libro adquiere más sentido que nunca. Los clubes de lectura tienen cada vez más éxito, tanto en ámbitos urbanos como en entornos rurales, en estos últimos gozan de una cada vez mayor aceptación, ya que acaban convirtiéndose en lugares para socializar, para verse, para compartir con otras personas aquello con lo que se disfruta y por lo que se sale de casa. Crear comunidad en pequeños núcleos de población es una de las principales virtudes de un club de lectura, capitaneado por una biblioteca pública. La cultura es precisamente eso y ni siquiera es algo moderno: en todas las novelas de Jane Austen hay escenas de lectura en grupo.
Han surgido también nuevas formas de leer en comunidad, un ejemplo son las llamadas “fiestas de lectura” o Reading Rhythms en la ciudad de Nueva York. Encuentros para leer simultáneamente en silencio, acompañado de otras personas que comenzó como un mero pasatiempo en el verano de 2023 y que tras el éxito en redes sociales y su viralización, se llevan organizados más de 150 eventos literarios. El éxito de la iniciativa ha propiciado varios encuentros en colaboración con la Biblioteca Nacional y otros espacios culturales importantes de la ciudad, congregando cada vez a más lectores y convirtiendo la lectura en un acto lúdico y social.
“Mis pancartas se llaman páginas” – JOSÉ SARAMAGO